 
 
Cuentos 
Clásicos

 
Cenicienta

 
La 
  vida de Cenicienta era muy triste. Vivía con su madrastra y dos hermanastras tan bellas como egoístas y malas. Las tres trataban a Cenicienta como su criada, por lo que siempre estaba limpiando y fregando la cocina. Siempre 
  viviendo entre cenizas. 
  Esa noche, su madrastra y las dos hijas se habían 
  ido al baile del palacio.
  "¡Cómo me gustaría bailar 
  con el príncipe!", pensó Cenicienta.
  Entonces apareció 
  un hada y dijo:
  - Bailarás. Pero tendrás que volver con la última 
  campanada de las doce. 
  Apenas lo dijo, Cenicienta se encontró vestida 
  como una princesa y viajando en una hermosa carroza.
  En el baile, Cenicienta 
  bailó toda la noche con el príncipe. Hasta que sonaron las doce 
  y tuvo que partir tan de prisa que, al bajar las escaleras, perdió uno 
  de sus zapatos.
  - Con este zapato la encontraré -dijo el príncipe-. 
  Quiero casarme con ella.
  Pero como el zapato era muy chiquito, los servidores 
  del príncipe recorrieron el reino sin poder encontrar a su dueña.
  Cuando llegaron a la casa de Cenicienta, las tres hermanastras hicieron lo imposible 
  para calzar el zapato. Pero no pudieron, y tuvieron que llamar a Cenicienta.
  ¡Qué cara pusieron, al ver que ella era la dueña del zapatito! 
  Una cara más agria que el limón.
  Pero el príncipe puso 
  una cara más dulce que la miel y, al día siguiente, se casó 
  con Cenicienta.